Falta de iniciativas políticas en Marbella frente al COVID-19
Muchos se quejan de las medidas adoptadas por el Gobierno para hacer frente a la crisis sanitaria, social y económica provocada por la expansión del coronavirus COVID-19. Otros, ni siquiera quieren ver que ahí están. Algunos, los más avispados, llevan días haciendo cálculos y preparando sus papeles con los bancos, la Agencia Tributaria y la Seguridad Social, para seguir a flote ahora y reactivar su negocio cuando todo esto pase. Con sus defectos y virtudes, junto a las prisas normales en una guerra que se pretende ganar, seguidos de los titubeos inherentes al ser humano que dirige y sabe que un paso mal dado puede dar al traste con vidas humanas y su forma de supervivencia, buenas o malas, las tenemos. Implementando nuevas y mejorando las anteriores. Todo llegará para, finalmente, someter la voluntad del enemigo invisible. Y si no, tenemos los mecanismos políticos, e incluso jurídicos, para redirigir o castigar a los que sigan al frente de la Administración Pública y nos defrauden. Más que le pese a algunos, hay esperanza.
Pero un grave problema encontramos cuando, quien gobierna, no da un paso adelante, ni tampoco hacia atrás. Me refiero a esos Bolsonaros, Trumps, Obradores o, a nivel local, nuestra amada y venerada alcaldesa de Marbella. Sus medidas para intentar paliar los efectos del coronavirus hasta ahora han sido: suspensión de la zona azul, uso de drones para vigilar el cumplimiento de la cuarentena, el pago de las facturas pendientes a proveedores [a buenas horas], compra de ordenadores para el teletrabajo de empleados municipales, intención de denunciar a quienes propaguen bulos sobre el COVID-19, suspensión del cobro de tasas y precios públicos y, al parecer, una partida económica para la delegación de Bienestar Social. Parecen muchas y certeras. No podía ser de otra forma, empujada por los alcaldes de Benahavís o Estepona, que sí tomaron las riendas de la crisis desde el primer momento, o como el de Madrid, Martínez Almeida, que ha preferido remangarse y dejar a un lado la lucha partidista, para ser un líder de verdad en esta contienda.
Pero, qué no hizo Ángeles Muñoz, frente a otros dirigentes políticos, incluidos algunos de su mismo partido: cerrar el municipio a cal y canto en el momento de declararse el Estado de Alarma, dejando entrar a viajeros tan insignes como su ex jefe, José María Aznar. Una actitud que ha sorprendido hasta al prestigioso The New York Times, que se hizo eco de la irresponsable e insolidaria actitud del ex presidente, en uno de sus artículos dedicado a “los europeos ricos que huyeron del virus” hacia, en este caso, “su villa de vacaciones en Marbella [San Pedro Alcántara], un famoso complejo turístico en el Mediterráneo [Guadalmina], dejando Madrid el mismo día que la capital cerró todas las escuelas y universidades”, acrecentando “la ira en las redes sociales, así como las llamadas para monitorizar a Aznar para encerrarlo dentro de su villa.” Ningún reproche salió de nuestra Ángeles, mientras indicaba al resto de madrileños que no se acercaran a la Costa del Sol.
Tampoco hizo caso Ángeles Muñoz a las disposiciones tomadas en la capital del reino con un primer paquete de medidas económicas, bonificando, en gran medida, el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) o el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE), entre otras acciones urgentes tomadas durante la segunda semana de marzo. Y es que, como muy bien dijo hace algún tiempo el director de Diario Sur en Marbella, “entre la autocomplacencia y la falta de iniciativa, el Ayuntamiento de Marbella ha caído en una atonía con pocos antecedentes en la historia reciente”. Que Dios nos pille confesados porque, de esta, gracias a este Equipo de Gobierno, no salimos.
Hasta ahora, lo que se ha hecho aquí, parece más política inclinada hacia la caridad, y no en el mantenimiento y la posterior reactivación de la economía. Para cubrir el resto de necesidades, sí que debemos estar agradecidos a nuestros, por desgracia, maltratados sanitarios, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, y resto de trabajadores que deben seguir al pie del cañón para sanarnos, protegernos y que no falte comida en las casas. Además de un aplauso diario por ellos, les debemos el compromiso de apoyar sus reivindicaciones laborales en cuanto pase la tormenta. Políticos y, sobre todo, los ciudadanos, tendremos que defender como propias todas sus iniciativas colectivas, que les dignifiquen como parte de la sociedad del bienestar que deseamos para todos.
Artículo que, por motivo del COVID-19, no pudo ser publicado en San Pedro Información.